casi que se le desencaja a uno la voz. Sus poemas son vitales aunque adolecen a veces de cierto existencialismo trasnochado, pero sus imágenes, su tono desafiante, su ritmo, sobre todo su ritmo aún cala tan profundamente que no nos importa que llame Dios a lo que nosotros llamamos quizás de otra manera, que nos contagia en su búsqueda de respuesta, en su desolación ante el silencio, en su celebración de la vida.
He escogido este poema porque quizás encuentro en él lo que yo voy siempre buscando en la poesía que me dé otro ánimo para encarar al mundo, que me trasmita su entusiasmo. Hay otro poemas de Otero que son geniales, a mí me gustan especialmente los sonetos como este. Blas de Otero es de los mejores sonetista de la literatura lengua española, y sin duda el mejor del siglo XX.
La poesía de Blas de Otero es una cura contra la indolencia.
Ímpetu
Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río
de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.
Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo
con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.
Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río
de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.
Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo
con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.
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