Ha comenzado la
tercera temporada de Community, una de las comedias que emite
la NBC como la sobrevalorada Rockefeller Plaza. Community es
una sitcom que cuenta los enredos de un grupo de estudio para la
asignatura de español 101, aunque definirla simplemente como sitcom
sin un “pero” razonablemente largo daría una impresión
equivocada de lo que se puede encontrar en ella.
La serie se está
conviertiendo en un referente en el mundo friki de las series por sus
constanstes homenajes o parodias a.la cultura pop Esta hiper-referencialidad es su
sello de identidad.
Los roles están más o menos prototipados: el caradura encantador,
la guapa idelista – con la prototípica también: tensión sexual
vertebrando la trama-, el rarito, la empollona histérica, el
deportista cabeza hueca y algún que otro más. Si no fuera por un guión
sorprendente que confronta estos bimensionales roles con la realidad
sería el clásico coctel televisivo, facilón y adolescente, una
versión más de Friends o peor un remake actualizado de
Salvados por la Campana.
Lo que salva a
Community, a parte de su constante homejane a la cultura pop, son sus
personajes que están basados en clichés pero capaces de superarlos,
de reinventarse, de darle la vuelta al tópico y mofarse de él.
Como la gran
mayoría de sitcoms, Community no rompe del todo el cordón umbilical
de esa moral puritana y acartonada que edulcora los finales y limita
a los personajes, por lo que más de una vez te encuentras con alguna
escena casposa o uno de eso finales happyend autoconclusivos y
complacientes. Aunque una comedia revisionista como esta, no en pocas
ocasiones es capaz de sacarle provecho.
Community es sin
duda una comedia genial entre tanta telecomedia mediocre.
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