Una de las cosas que diría si me preguntaran por el carácter de los nórdicos es su arrogancia y su independencia, no me parecieron tan puntuales y trabajadores, aunque cierto es que tienen una cultura del trabajo mucho más desarrollada que la nuestra. Los nórdicos nos consideran retrasados, y quizás tenga muchas razones, aunque no es oro todo lo que reluce. Por ejemplo, su sanidad es horrible y no es universal ni gratuita (hablo de Islandia) pues pagando 40% de impuestos tenía que darle al médico por visita unos ventitantos euros. El sistema universitario es deficiente, el cultural y un largo etc., también tiene muchísimas cosas que no tenemos, pero a lo que voy: Los nórdicos son incapaces de reconocer que en algo social, cultural o de educación estamos por encima. Bueno aquí va este poema, que tarta de esta impresión que tengo de ellos.
Generación Ikea
Los nórdicos se creen independientes
armando muebles, ensamblando mesas
o sillas, o surcando por sí mismos
cada invierno terrible.
Miran las flechas y las siguen serios,
convencidos de que ese es su lugar,
con una fe servil en lo que están haciendo.
Arrogantes y casi quijotescos
enarbolan la gloria del individualismo,
mientras avanza su conquista a pasos
decididos me quedo atrás.
Sus zancadas son hondas, arrumbadas,
no hay quien tuerza su paso, me resbalo
patinando en la acera,
pidiendo ayuda con la voz pueril,
desencajada, pero te aseguran
que no hay más que seguir las instrucciones.
Es que se dan moral a ellos mismos por no pensar en Noruega o Suecia, sus Estados Unidos.
ResponderEliminarLa idea del poema es original, pero peca de generalista. Lo cual estaría bien si fuese una sátira, pero no lo es.
Un abrazo
Tienes toda la razón, en mi favor lo único que puedo decir es, que este poema está descontextualizado, forma parte de un libro de poemas sobre Islandia que se abre con impresiones acerca de los nórdicos, las islandesas, sus costumbres y va concretando más, en fin...
ResponderEliminarDe todas formas, si que debería tener en cuenta más que lo generalista, lo poco profundo que resulta, no consigue trasmitir esa sensación de insolidaridad que percibo en el atrayente eslogan de la república independiente de tú casa, todo lo que conlleva esa autonomía y en qué nos convierte con respecto a los demás. Recuerdo vagamente un poema tuyo sobre también Ikea, maldiciendo a los nórdicos por un mueble que compraste o algo así, muy divertido, cómo se llamaba?
Gracias José María, me gustaría que cuando tengas tiempo le echases un vistazo al libro, está casi terminado. Y enhorabuena por la presentación de Plaza de Toros, espero que vuelvas a hacer una lectura pronto y no sea en plena temporada de exámenes. Muchas gracias por el audaz comentario.
da que pnesar sí, pero tampoco es mala la ambigüedad.
ResponderEliminar