jueves, 4 de febrero de 2010

An Afternoon por Raymond Carver

Siempre le he tenido cierta alergia a las poéticas extrafalarias, más por incapacidad mía que por otra cosa, pues soy animal de realidades inmediatas y ponen nervioso esas alusiones postmodernas que me suenan a "traje del emperador", pues estaba totalmente equivocado por lo menos con eso que llaman: poéticas del silencio. Vamos, lo que no se dice, pero está ahí, en ausencia. Creo que Carver es un ejemplo perfecto en sus cuentos y en sus poemas. Espero que os guste este poema.

Una Tarde

Cuando él escribe, sin mirar al mar,
nota temblar la punta de su lápiz.
La marea en crecida arrastra piedras.
Pero no es eso. No,
es que en ese momento ella se ha puesto
a caminar desnuda por el cuarto.
Aún dormida, ni sabe dónde está
por instantes. Se agita la melena.
Sobre el water, sentada, abre los ojos,
despatarrada, cabizbaja. Él la mira
a través de la entrada. Puede ser
que intente recordar lo qué pasó esta mañana.
Poco después, ella abre un ojo y lo mira.
Sonríe dulcemente.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho, Pablo... No creo que nunca llegue a comprender el complejo arte de la traducción, pero este me resulta cercano. Bien por tu pericia como traductor, bien porque el autor define, y bastante bien creo, una escena de mágica cotidianidad en nuestro tiempo.

    Un abrazo.

    D.

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  2. Es por Carver sin duda, es genial. Lo de traducir es ponerse. Muchas gracias por pasarte por aquí Diego, un saludo.

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