Acólito del amor
Muchos te aman con labios y con dedos
Y se van de tu lecho con la luna;
Muchos te dan obsequios y otros dejan
En los umbrales de tu puerta un sueño.
Yo, que soy joven entre tus amantes
Vengo como un acólito adorándote,
Refreno mi pasión por cortesía,
Mi corazón sin rezos ni palabras.
Las velas del deseo están prendidas,
Te inclino mi cabeza con temor,
Como un mendigo que ansia tu limosna
Tímido por aquello que le traen.
Si supiera algo más sobre poesía ingles, creo que podría darte una opinión más clara sobre tus traducciones. En cualquier caso, y ya que alguien sacó por ahí el tema de la fluidez, algo me dice que un poema como este, escrito hace ya algún tiempo, ha de tener por fuerza cierto regusto arcaico. Aunque el ritmo, a día de hoy, suene un poco rígido, habría que señalar que las vanguardias del siglo veinte se han caracterizado, o eso creen algunos, por la capacidad de imprimir un sonsonete coloquial a cualquier versificación. Aun así, es posible que la rigidez de ciertos poetas clásicos, estuviera también presente entre el discurso corriente de las clases cultas del época, no?
ResponderEliminarVamos, digo yo.
Un abrazo, Pablo.
Lo primero Diego es que gracias tu comentario, que ha sacado una cuestión muy importante en el tema de las traducciones, la fidelidad al texto original, yo con mis humildes traducciones lo que busco es un fidelidad estética, por eso el ritmo y que esté español o sea la fluidez es lo más importante para mí. Lo que has dicho de las vanguardias históricas no lo he entendido del todo si me lo explicas te lo agradecería porque creo que es interesante.
ResponderEliminarGracias Diego por tu comentario y un abrazo
A pesar del poco valor que pueden suponer mis aportes (valor literario claro),digo este poema me parece mucho más fluido que el anterior y sólo desentona en una rima que me parece arcaica "Yo, que soy joven entre tus amantes
ResponderEliminarVengo como un acólito adorándote"
Un saludo!
Gracias Sergio, eso es un soniquete horrible que voy a corregir en cuanto se me ocurra una solución. De todas forma aquí no ningún catedrático tu opinión es tan válida como cualquiera.
ResponderEliminarMuchas gracias por el detalle.
A ver... Espero no meterme ahora en camisa de once varas. Si no recuerdo mal, he leído por ahí que el recurso, ya bastante común, de escribir casi como se habla o de tratar al menos de acercar lo más posible el lenguaje poético al lenguaje corriente, fue algo que surgió, más bien, a lo largo del siglo veinte. Como ejemplos se me ocurren Cortázar o Gil de Biedma. Este útlimo no es que sea muy de mi agrado (tengo la impresión de que muchas veces se apróxima demasiado a Cernuda). Pero lo cierto es que a menudo en su poesía pueden observarse giros no del todo "limpios", llegando incluso, si hacemos una lectura más "clásica", a perder esa fluidez rimica de la que tal vez estemos hablando. También se me ocurren otros como Macedonio... Fernández. ¿ Era ese el apellido? Uno de los maestros de Borges, que llegó a prescindir totalmente de la métrica. O Felipe Benítez Reyes, que tiene poemas en los que también prescinde de la métrica misma, para emplear simple frases en las que el concepto, más o menos poético, es lo fundamental.
ResponderEliminarNo digo que un poema sin métrica tenga por qué ser necesariamente menos fluido (aunque por lo general lo sea) que uno en el que este recurso aparezca bien visible en todos sus acentos. Pero creo que es verdad que ese tipo de poesía está, casi sin ninguna duda, y al menos en lo tocante a la forma, lejos del empuje (a veces un tanto artificial) de todos los demás poetas, aquellos que sí se decantan por un "pulso que golpea las tinieblas".
Un abrazo, Pablo.
Y adelante.
Vale, creo que ya lo entiendo pero me parece que no estoy todo de acuerdo, es verdad que en la poesía del siglo XX ha habido muchos intentos de recuperar la oralidad, de hecho una máxima de J.R.J. dice: Quien escribe como habla llegará más lejos a quien escribe como se escribe, (o algo así). Pero también está Berceo en el XIII que dice: “en roman paladino como suele fablar con el vezino” (o algo por el estilo). La verdad que todo esto de la oralidad versus artificialidad en el lenguaje poético me parece una opción individual más que una tendencia de época (aunque también). Hay autores donde conviven ambas, por ejemplo Eliot que tanto influenció a Biedma con los 4 cuartetos con el rollo de la oralidad, también escribió The Waste Land. De todas formas la oralidad escrita es siempre falsa, si lees un texto trascrito de una conversación telefónica apenas te enteras de lo que se habla, por eso siempre ha sido un dilema o un planteamiento el conseguir cierta oralidad, mejor cierta sensación de oralidad. La fluidez es otra cosa aunque tiene mucho que ver, el artificio que es el lenguaje poético tiene que funcionar, fluir, en las traducciones se ve la pericia del traductor en cuanto que ese texto consiga naturalidad, autenticidad, (que no parezca traducido o diga las cosas a medias) que es lo que muchas veces me pasa, soy novato en esto, estás leyendo mis primeras traducciones pero intento hacerlas lo mejor que puedo. Bueno Diego no sé si he contestado o no. De todas formas ha sido un placer conversar de poesía contigo, un saludo.
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