Creo que ya, he escrito esta entrada muchas veces, la escribo para mí, para decirme que debo retomar este abandonado blog, que debo esmerarme un poco más, para sacar de mí, mi mejor yo como diría el poeta. J.M. Jurado me dijo una vez que el peor enemigo de la poesía es la pereza y tiene toda la razón.
La verdad que si de todas las virtudes que tiene este poeta, tuviese que elegir una me quedaría con su infatigable determinación. Parece que nada perturba su ánimo porque él siempre escribe, siempre lee, siempre está moviéndose, en los tres últimos años se puede decir que hasta siempre está publicando, porque no para. Me da envidia, pero no envidia sana, pues esa nunca me la he creído del todo, porque eso es oficio de verdad: sentarse, ponerse estés como estés, enfrentarse con el lenguaje y vivir en las palabras todos los días. Yo, sin embargo, necesito un estado emocional concreto, mucho tiempo para mí. Ya no solo para escribir que se puede entender sino para leer poesía. Hace dos días me han despedido, y en ese mismo momento, no pude evitarlo se me dibujó una sonrisa, es desagradable que te echen pero desde hace unas semanas estaba en ese raro estado emocional y no tenía a penas tiempo para estar leyendo o escribiendo alguna cosilla.
En estos días me he leído Momentos estelares de la humanidad de Zweig, y he entendido mejor la poesía de JMJ. El libro de Zweig estaba catalogado como ensayo en la edición en que la he leído, ignoro si alguna otra editorial lo cataloga de manera distinta, yo lo he leído casi que como poesía, aunque es prosa, muy fina, pero prosa; ya que lo narrativo tiene mucho peso, aunque el climax sea lírico pero esto es otro tema.
Decía que me ha ayudado a comprender mejor el Lector de Almanaques de JMJ. Él consigue aprisionar ese momento estelar en un párrafo, no necesitamos, esa puesta en escena, él enciende desde el primer acorde el reactor lírico, y nos lleva a ese momento.
La visión del tiempo en ambas obras es muy interesante, una destrucción del tiempo lineal por el tiempo lírico, pues aunque en el almanaque haya una consecución de días, se trata de un almanaque universal, donde lo que importa es la celebración del tiempo como aniversario de lo lírico, al querer abarcar todos los días del año, lo que hay es una celebración continua del lirismo como pulso vital. Cada día es el aniversario de una cumbre lírica, cada día esconde un poema, un hecho lírico, y su pluma nos lo retransmite.
Sobre el lenguaje, también he entendido un poco mejor ese gusto por el lenguaje arcaico y especializado en ocasiones, esas arquitecturas lingüísticas, a veces, algo artificiosas. La brevedad obliga a JMJ a un estilo contundente, a ser sublime sin interrupción como dijo otro poeta, con lo que una lectura acomodada a los contrapuntos se resiente, pero a cambio tenemos un pulso lírico y feroz desde la primera sílaba.
Bueno, pues dejo de divagar y a todos los que tengáis unos días de ocio sedientos de poesía, os propongo la lectura de El lector de Almanaques de José María Jurado
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