viernes, 13 de enero de 2012

El único edificio histórico de Reikiavik es una pequeña iglesia católica levemente elevada ya que está  en una colina cercada por casas, no en todo el centro pero muy cerca.
Aunque el poema no tiene nada que ver con eso, pues habla sobre la penitencia y la necesidad del dolor para crecer espiritualmente. Al menos yo no puedo creer en la redención sin sufrimiento.


Iglesia católica de Riekiavik

Si un domingo hace bueno, me despierto
y me paso. Termina la Cuaresma
sin que ningún morado raye el campo.
Ni la ducha me quita el azufre del sábado.
Al final he cumplido, fui a la iglesia.
Después de tantos días espartados,
he confesado en otra lengua
lo que lamento de verdad, no fui
franco, huí a esta Isla invisitable,
las excusas del rumbo y de los nortes,
deslastrarme de tantos.
Y salgo de la ducha calado de sulfuros,
no me siento distinto perdonado,
el cura me pidió un poco de incienso.

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