jueves, 20 de mayo de 2010
El público es un Monstruo de mil cabezas
Como acostumbro a no tomarme demasiado en serio, suelo tratar los recitales a la ligera. Casi siempre escojo mis textos más fáciles; como es oral, temo que la gente se aburra o no se entere de que van los poemas. Voy relajado, o lo más relajado que puedo ya que soy uno de esos nerviosos patológicos, la pesadilla de un mastro zen me han dicho alguna vez. Pero justo esos días voy tranquilísimo, hasta el último segundo antes de empezar a declamar, me pasa siempre lo mismo, se satura la sangre de adrenalina y el corazón como un péndulo golpea mis costillas, recito mecánicamente, me doy cuenta que voy un poco rápido (voy rapidísimo leyendo)y lo corrijo, el problema llega cuando: entre poema y poema me da por meter algún comentario, entonces está todo perdido, se me enrosca la sintaxis, mis explicaciones tienen más hipérbatones, hiperbatones, hipérbatons, hipérbaton -¿cómo leñes se dice el plural de hipérbaton?- que mis poemas, las palabras se me deshilachan, se me vuelven pelusas en la boca, joder, no soy tan torpe hablando. ¿Qué hacéis en los recitales, cómo os los preparáis, qué consejos tenéis? Contesta Monstruo.
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ánimo: es sólo cuestión de tiempo y además no importa, un abrazo.
ResponderEliminarconsejo:no los comentes, ni siquiera recites, lee y punto. Leer sabes ¿no?
Otro abrazo.
Hombre... Yo no es que sea un experto, pero el otro día hice el primero en el que, digamos, era el auténtico protagonista, y la verdad es que salió más o menos bien. Fue en la presentación de mi libro, hace un par de semanas. Lo cierto es que casi todo el público eran amigos, y eso, aunque ya me imagino que puede resultar dificil abstraerse tanto, fue lo que hizo que el ambiente fuera realmente distendido. Lo que quiero decir es que a los recitales la gente suele ir a pasarlo bien (creo), así que de lo que se trata es de disfrutar sin apuntar demasiado alto, y para eso nada mejor que hacer que el público se sienta cómplice, para lo cual tendrías que ser tú el primero en entregarse (sin tratar tpc de darles todo lo que esperan en todo momento). El consejo de José María me parece acertado en ese sentido: relájate, lee con calma y, antes de hacer un comentario sobre lo escrito, yo intentaría hacer alguna broma... Si la gente se ríe, lo del comentario seguro que te sale mucho mejor.
ResponderEliminarEn verdad no soy quien para dar consejos... He recitado ante el público tres veces en mi vida, pero al igual te sirve algo de mi enfoque. Ánimo... y adelante, que ya tendrías que saber que escribes realmente bien.
Salud.
D.
Coincido con el comentario de José María.
ResponderEliminarSaludos
Creo que me limitaré a leer y cojeré los textos que me gusten más aunque sean más complicadillos.
ResponderEliminarDiego, lo de hacerme el simpático, es lo que suelo intentrar; pero si uno no tiene gracia,no la tiene.
Ramón, gracias por pasarte y comentar. También a Vostros Jose María y Diego.