viernes, 20 de abril de 2012

Quien lo probó lo sabe de Lope de Vega

Nº 16, si tengo que elegir un solo poema de Lope me quedo con este sin pensarlo. Lope llega muchísimas veces a la cumbre lírica, pero este poema ejerce una especial simpatía sobre la gente.
Sabina sin ir más lejos en su bestseller de sonetos, titula a una sección Quien lo probó lo sabe, y es única parte interesante de su libro. Lope es un poeta audaz, muy claro tanto que Góngora  atacó su estilo sencillo escribiendo "con razón Vega, por lo siempre llana". En realidad la verdadera oposición de estilos se dio entre Lope y Góngora, Quevedo más joven se irigió defensor de Lope, pero su estilo era casi siempre complejo y con tendencia a retorcerse, no tenía la llaneza lírica de Lope. 
Es impresionante como este poema conserva tanta fuerza, su sencillez, su ritmo agitado intentando trepar el misterio del amor a través de la paradoja para explicarnos qué es estar enamorado, qué se siente, cómo somos. Y el final, que es casi una renuncia de la escritura a la vida, porque hay que probarlo para saberlo, hay que vivirlo, es simplemente genial.




Quien lo probó lo sabe


Desmayarse, atreverse, estar furioso, 
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso.
No hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso.
Huír el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar vida y el alma a un desengaño,
esto es amor: quién lo probó, lo sabe.

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