jueves, 5 de enero de 2012

Considerando de Vallejo


Nº 8, un poema de Cesar Vallejo, es un poeta peruano y uno de los mejores poeta del siglo XX, tiene una obra con muchas aristas aunque sorprende su coherencia. Una amiga me dijo que a Vallejo hay que leerlo intuitivamente, que funciona mejor así, que no busquemos despejarlo todo sino que nos dejemos llevar por la lectura, el significado intuitivo de las palabras y es verdad, leer a Vallejo de una manera canóniga es cuanto menos agotador.
Sus poemas son duros, desgarradores, trágicos, existenciales, un jarro de agua fría y algunos como este poseen un extraño sentido del humor que está más cercano al llanto que a la risa. Poemas Humanos y Heraldos negros son los libros que yo recomendaría, aún tengo enquistada la lectura de Trilce, su libro más extraño y difícil, pero reconozco que cuando un poema de Trilce me gusta, me gusta más que ninguno. No sé si por el esfuerzo de comprensión, por sentir haber cruzado la frontera a otro mundo o por puro esnobismo poético.


Considerando en frío, imparcialmente, 
que el hombre es triste, tose y, sin embargo, 
se complace en su pecho colorado; 
que lo único que hace es componerse 
de días; 
que es lóbrego mamífero y se peina... 

Considerando 
que el hombre procede suavemente del trabajo 
y repercute jefe, suena subordinado; 
que el diagrama del tiempo 
es constante diorama en sus medallas 
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron, 
desde lejanos tiempos, 
su fórmula famélica de masa... 

Comprendiendo sin esfuerzo 
que el hombre se queda, a veces, pensando, 
como queriendo llorar, 
y, sujeto a tenderse como objeto, 
se hace buen carpintero, suda, mata 
y luego canta, almuerza, se abotona... 

Considerando también 
que el hombre es en verdad un animal 
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza... 

Examinando, en fin, 
sus encontradas piezas, su retrete, 
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo... 

Comprendiendo 
que él sabe que le quiero, 
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente... 

Considerando sus documentos generales 
y mirando con lentes aquel certificado 
que prueba que nació muy pequeñito... 

le hago una seña, 
viene, 
y le doy un abrazo, emocionado. 
¡Qué mas da! Emocionado... Emocionado...

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