domingo, 9 de octubre de 2011

Mediodía fugaz en Reikiavik

Por estos días de aquel año, caminando por las calles de Laugavegur, la calle más comercial de Reikiavik y por extensión de Islandia,  me di cuenta de que no había mediodía, que el sol nunca está encima. Llevaba tiempo pensado que había algo desajustado. De ahí este poema, espero que os guste, como siempre los comentarios y consejos son bienvenidos.


Mediodía fugaz en Reikiavik

Bajo cero, resbalan las aceras
y el metal de los bancos entumece los dedos.
Los nombres indecibles de la calles
van haciendo su nido.
Mientras los barcos bufan,
un olor a crustáceo en el puerto.
Reikiavik, mediodía, el sol en cenit
y apenas se levanta
una luz que se escurre
sobre las chapas coloridas
de las casas blindadas contra el frío.
La brisa se lo lleva.
Un instante y se ensombran los tejados.
En el parque la luz de las farolas
ha espantado a los niños.
Le faltan piezas al ocaso.
Hemos perdido el mediodía
sin nada entre los dientes.

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