domingo, 4 de septiembre de 2011

Breaking Bad


Walter White es un traficante de metanfetamina, un tímido clínico, un perdedor, un superman de la química, un padrazo o un ser sin escrúpulos.
Breaking Bab no solo consigue una y otra vez mover el horizonte moral, ante los ojos estupefactos del espectador, sino que ha sabido engendrar a uno de los personajes más complejos del mundo de las series: Walter White. La transformación ética del personaje es tan sutil, tan human o tan verosímil, con pasos sinuosos y fronteras que aparecen y desaparecen, que nos olvidamos de los giros abruptos y efectistas de un argumento tramposo que lo cuadra todo muy artificialmente, desenlazando con grandes casualidades y no con hechos probables.
Breaking Bad se apoya entre fuerzas contrarias que la equilibran como la torpeza delictiva de sus personajes que suelen generar una buena parte de la trama. Sin embargo, que esas mismas tramas se resuelvan en muchos casos por coincidencias imposibles, debilitan mucho su credibilidad.
Con los personajes secundarios pasa un poco lo mismo, algunos son capaces de trasmitir verdaderos conflictos mientras que otros tiene la profundidad de una piscina infantil y están llenos de tópicos cansinos como Tuco o el abogado. Resisto la tentación de ilustrar con ejemplos particulares porque no quiero fastidiar con spoilers una serie que pienso que merece la pena. Aunque a veces resulte angustiante y estire demasiado la tensión del espectador, si sois capaces de aguantarle ciertas cosas, os va a encantar.
p.d.
Por si alguien no se da cuenta, el actor es Hal (el padre de Malcolm in the Middle).

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